Leyendo esta mañana los periódicos he vuelto a encontrarme con noticias sobre la crisis, desaceleración o lo que sea que esté pasando en nuestro país. Se me ha ocurrido que si dejaran de hablar tanto sobre ella y se pusieran manos a la obra, saldríamos antes de esta situación.
No soy economista y puede que esté completamente equivocada, pero es algo que a una le pasa a menudo. Nos preocupamos demansiado de factores o situaciones externas y no en lo que una persona es capaz de hacer en ese momento. Sólo el hablar de "todas las cosas que tengo que hacer", por poner un ejemplo, nos impide llevarlas a cabo.
Y como este trata de ser un blog sobre comunicación corporativa lo enlazo con una de las pocas cosas que detesto de esta profesión: la palabrería sin fondo. Cuántas veces me he encontrado con informes, e-mails o libros larguísimos que bien podrían haber sido resumidos en un par de hojas. Parece que a algunas personas sólo le interesa hablar por hablar. Nuestra labor a veces sólo consiste en "ponerle un lacito" a algo que nuestra empresa ha llevado a cabo, pero eso dista mucho de las historias que surgen de la nada y que salpican la información que recibimos a diario.
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